Una temporada sin títulos mayúsculos deja heridas que solo el mercado puede curar. Y en Valdebebas lo saben. El Real Madrid ha vuelto a activarse en el mercado de fichajes con fuerza, dispuesto a corregir sobre la marcha una plantilla que, entre lesiones, falta de fondo de armario y juventud por madurar, no ha dado la talla en los momentos clave del curso. Sin Champions, sin Liga, y fuera del Mundial de Clubes, el club ha decidido abrir la caja fuerte.
Una defensa a golpe de talonario
Los blancos ya suman 178 millones invertidos este verano, una cifra que los convierte en el equipo más gastador de LaLiga… con mucha diferencia. La última operación, Álvaro Carreras, ha supuesto 50 millones pagados al Benfica, apuntalando una defensa que ha sido uno de los puntos más vulnerables de toda la campaña. Antes llegaron Huijsen (58 M€) y Trent Alexander-Arnold (7 M€), que aterriza cedido con opción para disputar el próximo curso completo. La medular también ha recibido una pincelada con la llegada de Mastantuono por 63 millones. Juventud, proyección y músculo para un equipo que quiere volver a dominar Europa.

Invertir sin perder la cabeza
Lejos quedan los años de cautela financiera. Desde 2019 el Real Madrid no gastaba tanto. Ni siquiera en la 2023-24, cuando fichó a Bellingham por 103 M€, se llegó a esta cifra. Solo en 2019, con las incorporaciones de Hazard, Mendy, Militao, Jovic o Rodrygo, se invirtió más.

Aun así, la estrategia sigue marcada por el equilibrio. En los últimos cinco años, el club ha sido uno de los grandes que menos ha gastado en Europa. Y mientras otros equipos se pierden entre cláusulas y deudas, Florentino Pérez vuelve a apostar por el modelo sostenido: fichar menos, pero mejor. Este verano no es una revolución, pero sí una advertencia: el Madrid no va a esperar sentado mientras los títulos vuelan.