Los errores de Araújo, la pesadilla del Barcelona

El conjunto de Flick cayó en la prórroga ante el Inter tras una remontada heroica que no pudo sostener, el uruguayo fue el principal señalado
Formación del Barcelona

La historia se repite, pero con nuevos protagonistas y la misma herida de siempre. El Barcelona volvió a rozar una final de Champions League y volvió a caerse en la orilla. En una noche cargada de emoción, errores y épica, los de Hansi Flick firmaron una eliminatoria vibrante ante el Inter de Milán que terminó del modo más doloroso: con el equipo en el suelo, eliminado en la prórroga, y con Ronald Araújo, una vez más, bajo todos los focos.

Entró en el minuto 76 con el marcador 2-2 y todo por decidirse. Lo que vino después fue un cúmulo de errores que acabaron costándole la clasificación al Barça. Primero, perdió la marca de Acerbi en el gol que forzó la prórroga. Luego, ya en el tiempo extra, Marcus Thuram lo desbordó por físico y velocidad para iniciar la jugada del 4-3 definitivo. La imagen es durísima: un central que, teóricamente, se apoya en el rigor defensivo y la potencia, derrotado por un delantero exhausto.

No es la primera vez. Ante el PSG, en cuartos, Araujo dejó al equipo con uno menos tras una entrada innecesaria a Barcola. Aquel 1-0 parcial se transformó en un 1-4 demoledor. El propio Gündogan lo señaló entonces, y la tensión interna fue evidente. Aquello parecía cerrado, pero en Milán volvió a salir en la foto. El vestuario ya no ve en el uruguayo un intocable. Su bajo nivel ha abierto un debate que parecía improbable hace un año. Su perfil, que antes encajaba como un guante en la idea de Xavi, se tambalea en el equipo del alemán, que prioriza la salida limpia, el juego elaborado y la fiabilidad táctica.

Desde el vestuario, las sensaciones no son mejores. Y no lo dicen por decir. Flick apostó por Iñigo Martínez y Pau Cubarsí como centrales en casi toda la eliminatoria. Cuando Araújo apareció, todo se desmoronó. Con él en cancha, el Barça recibió dos goles. Y eso, en este tipo de partidos, se paga.

El propio jugador quiso defenderse tras el partido: “¿Tú creés que me faltó contundencia? En la primera lo estoy marcando por delante, y en la segunda, en el fútbol también hay coberturas…”. Pero la realidad es tozuda: fue superado por dos rivales que venían fundidos, Acerbi y Thuram. Uno por lectura, el otro por físico. Y en ambos, el uruguayo quedó desdibujado.

La noche fue especialmente cruel porque el Barça había hecho lo más difícil: remontar un 2-0, dominar al Inter durante casi toda la segunda parte, y ponerse 2-3 en uno de los estadios más temidos de Europa. Lamine Yamal fue una pesadilla para la defensa italiana, Pedri volvió a parecerse al de las grandes noches, y Raphinha confirmó que es el jugador de esta Champions para los culés. Pero cuando se trata de cerrar la puerta, los catalenes no tiene cerrojo.

El club lo sabe, Flick lo sabe, y también lo sabe el propio Ronald. Su bajón de rendimiento ha coincidido con los peores momentos de la temporada. La directiva tiene dudas, y no solo deportivas: el entorno del jugador estuvo moviéndolo durante su renovación. La cláusula especial que le permite salir por 70 millones los primeros días del mercado no es casualidad.

El Clásico ante el Real Madrid aparece ahora como una posibilidad para redimirse. Aunque las heridas son recientes, LaLiga sigue viva y una victoria en Montjuïc serviría para reconciliarse con una afición golpeada pero orgullosa. Porque si algo demostró este equipo es carácter y talento. Pero también que sin contundencia atrás, no hay milagro que aguante.

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