Marcelo, uno de los jugadores más emblemáticos de la historia del Real Madrid, ha anunciado esta mañana su retirada del fútbol profesional. Tras su llegada al club blanco en 2006 desde el Fluminense, el brasileño disputó 16 temporadas en el club blanco, en ellas ganó 25 títulos. Tras un breve paso por el Olimpiacos y el Fluminense, el ‘12‘ cuelga las botas a los 36 años como uno de los mejores laterales izquierdos de la historia.
Marcelo, sinónimo de éxito
Marcelo es el cuarto jugador con más títulos en la historia del Real Madrid con 25 trofeos en su palmarés. Cinco de esos trofeos son Champions League, siendo uno de los jugadores con más Copas de Europa en toda la historia de la competición. En 16 temporadas vestido de blanco, Marcelo cosechó 6 trofeos ligueros, lo que demuestra que ha ganado el 37,5% de las campañas ligueras que ha disputado con los merengues.
A esta amplia lista hay que añadir 2 Copas del Rey, 4 mundiales de clubes, 3 Supercopas de Europa y 5 Supercopas de España.
Aparte del éxito en el Real Madrid, Marcelo consiguió una Copa Libertadores, una Copa Confederaciones y una Recopa Sudamericana.

Un lateral único en su especie
Marcelo jugó un rol clave en el juego del Real Madrid, ya que no era un lateral convencional. El brasileño era un lateral con profundidad, que ofrecía la verticalidad necesaria para desmantelar a cualquier defensa. Era impredecible, nunca sabían por dónde les iba a salir, porque, aún contando con una zurda privilegiada, su diestra es bien conocida por no parecer su pierna mala.
A pesar de ser defensa, anotó 49 goles y repartió 105 asistencias en los 592 partidos que ha disputado como profesional. Marcelo era considerado lateral, pero cualquiera se creería que era extremo.
El relevo generacional de Roberto Carlos
Marcelo llegó al vestuario del Bernabéu en 2006 con el objetivo de ser el recambio natural del que era el lateral izquierdo por excelencia en todo el mundo: Roberto Carlos. Al joven Marcelo le tocó esperar hasta que un año después, Roberto Carlos se marcharía de la entidad blanca. Desde ese momento, Marcelo pasó a primer plano, y comenzó a hacerse un nombre entre las estrellas de los hundidos galácticos.
El brasileño ocupó el carril izquierdo con un perfil ofensivo que recordaba a Roberto Carlos. Ambos laterales comparten un estilo de juego prácticamente idéntico, la prioridad no era precisamente la defensa: ambos eran la defición de lateral con llegada.
La diferencia entre estos dos astros del fútbol es ínfima, pero detectable. Roberto Carlos era conocido por su potencia de disparo, atesora probablemente uno de los mejores golpeos de balón jamás vistos en un terreno de juego.
Sin embargo, la especialidad de Marcelo era el regate: caños, bicicletas y elásticas para dar y tomar. Su regate no era propio de un lateral, pero sí de un brasileño. Las virtudes de ambos futbolistas son complementarias, y si los dos contaran con ellas, el fútbol no sería justo.
Un líder entre líderes
Marcelo compartió vestuario con leyendas, no sólo del fútbol, sino de la historia del deporte. Nombres propios como Sergio Ramos, Casillas, Benzema, Bale, Modric, Kroos y, sobre todo, Cristiano Ronaldo. Marcelo y el portugués congeniaron a la perfección y formaron un costado izquierdo que aterrorizaba a cualquier defensa. Pólvora y fuego, una cerilla y gasolina, Mentos con Coca Cola…
El brasileño no llegó a ser primer capitán hasta la marcha de Sergio Ramos, pero no necesitaba el brazalete para ser el líder. Marcelo era quien manejaba el cotarro. Junto a Ramos eran dos capitanes en uno, nadie imponía más que esa dupla, tanto a los rivales como a los propios compañeros.
Un futbolista para la posteridad
Marcelo nos deja un legado imborrable, es y será el ejemplo de muchos futbolistas que están en activo y que se están formando. Cuando uno se imagina una camiseta blanca y un 12 a su espalda, se le viene a la mente una melena un tanto peculiar. El brasileño puede descansar tranquilo en el elenco de las leyendas del fútbol, pensando que ha marcado un antes y después en la historia del deporte rey.