Apenas se van a cumplir dos meses desde que Marcus Rashford estampó su firma en el nuevo contrato que lo vinculaba al Barcelona. Su llegada suponía una gran noticia para ambas partes. Por un lado, el club podía disponer de una mayor cantidad de recursos de calidad en el sector ofensivo. Al mismo tiempo, era una magnífica oportunidad para el jugador para redimirse. Su obra ya ha empezado.
Golpe encima de la mesa
Después de haber sido titular en dos de los cuatro encuentros ligueros iniciales (contra Levante y Valencia), la Champions League aparecía en el horizonte de Rashford . La discreta influencia del inglés en el entramado culé hasta la fecha, traducida en una asistencia ante el combinado che, era acorde a la adaptación propia y necesaria para todo recién fichado. No obstante, el inglés dio un puñetazo sobre la mesa en St. James’s Park.
Uno de los estadios más difíciles de Europa
La casa del Newcastle es uno de los coliseos más hostiles para los oponentes de la máxima competición europea. La afición se vuelca completamente con el equipo y genera una atmósfera realmente agobiante para los adversarios. De hecho, el Barça se vio comprometido en diferentes tramos del encuentro debido a las fuertes internadas de los magpies, ensalzadas por el público.
A pesar de ello, el conjunto dirigido por Hansi Flick fue capaz de ir madurando el partido conforme pasaban los minutos. Pedri y Frenkie de Jong cogieron la batuta y marcaron los tiempos del encuentro. Así las cosas, aunque la fiera estaba calmada, a los barcelonistas le faltaba lo más importante: el gol.
Se une a una lista privilegiada
En dicho contexto, emergió la figura de Rashford. El extremo zurdo, conocedor de las características del futbol británico a la perfección, entendió que era su momento. En el 58′, cabeceó en el punto de penalti un centro botado por Koundé, perforando las mallas de Pope. Sin embargo, fue en el 67′ cuando dejó boquiabierto a todo el mundo del fútbol. Sin saber cómo, el ex del United se sacó de la chistera un misil absolutamente imparable rumbo a la escuadra diestra del arquero de las urracas. Fiel a su celebración tradicional, se llevó el dedo a la sien y enmudeció al graderío local.
Su doblete fue directo a la historia del Barcelona. Y es que, en los últimos trece años, solo ha habido cuatro futbolistas que han debutado en Copa de Europa anotando más de un gol. Tello fue autor de un doblete en 2012 contra el Leverkusen en el Camp Nou, Lewandowski firmó un hat trick en 2022 en casa ante el Viktoria Pilsen, Joao Felix marcó dos goles en 2023 frente al Royal Amberes en feudo azulgrana y Rashford se unió ayer a la lista tras su brillante actuación en tierras anglosajonas.
