El Mundial de Clubes 2025 está demostrando que no hay lugar para la relajación, ni siquiera para los gigantes europeos como el PSG
El grupo formado por Botafogo, PSG, Atlético de Madrid y Seattle Sounders se ha convertido en un campo minado para franceses y españoles, que ahora dependen de un cúmulo de factores para avanzar a la siguiente fase. El detonante del caos fue la inesperada victoria de Botafogo frente al PSG, un 1-0 que deja a los brasileños en lo más alto de la tabla y a los favoritos contra las cuerdas.
La derrota del conjunto parisino ha sido un golpe directo a la narrativa de la competición. Luis Enrique, consciente de la carga de partidos, optó por introducir rotaciones, quizá confiando en la supuesta superioridad de su plantilla.
Pero Botafogo no solo se mostró serio, sino que supo castigar la falta de tensión competitiva del PSG. El gol de Igor Jesús, tras una jugada bien tejida con Savarino, no solo fue justo, sino también simbólico: el fútbol sudamericano sigue plantando cara con carácter y organización.
Los demás del grupo
En paralelo, el Atlético de Madrid cumplió con su parte del guion al imponerse 1-3 a Seattle Sounders. Pablo Barrios fue el gran protagonista con un doblete, acompañado por el tanto de Witsel. Sin embargo, incluso con la victoria, los colchoneros saben que la clasificación se ha vuelto un reto mayúsculo.
La derrota del PSG les complica el escenario: para tener opciones reales, no basta con ganar a Botafogo en la última jornada. Deben hacerlo con una diferencia mínima de tres goles y esperar que el PSG también sume de a tres frente a Seattle. Solo así se generaría un triple empate a seis puntos que abriría la puerta a los criterios de desempate, donde los rojiblancos aún tienen margen, aunque justo.
Lo más llamativo del lío no es solo el drama deportivo, sino el reglamento que lo acompaña. El torneo ha adoptado el criterio UEFA para deshacer empates: se priorizan los resultados directos entre los equipos implicados. Esa modificación complica aún más las cuentas, ya que el Atlético no solo necesita golear, sino también hacerlo en un contexto en el que Botafogo se ha mostrado rocoso e inteligente.
El PSG deja de ser el favorito
Los brasileños llevan cinco victorias consecutivas y apenas encajan goles. De hecho, en sus últimos 200 partidos, solo han caído derrotados por una diferencia de tres o más goles en tres ocasiones. La última fue en diciembre del año pasado. Los de Simeone necesitarán una versión casi perfecta para romper esa tendencia.
En medio de este panorama, el PSG, que partía como claro favorito del grupo, se enfrenta ahora a un partido donde no puede permitirse más tropiezos. La presión es total: una victoria es obligatoria, pero no suficiente por sí sola. Dependen, al igual que el Atlético, de lo que ocurra en el otro encuentro. La ironía es cruel: ambos equipos, considerados serios candidatos al título, pueden quedarse fuera antes de tiempo.
La última jornada se perfila como una auténtica final para los tres implicados. Botafogo llega con la tranquilidad que otorga liderar y depender de uno mismo. El PSG, con la presión de tener que redimirse. Y el Atlético, con la necesidad imperiosa de rozar la perfección.
