LaLiga ha vuelto a demostrar que no tolera las críticas. En la última jornada, los jugadores de Primera decidieron protestar de forma unánime contra el partido que Javier Tebas quiere llevar a Miami el 20 de diciembre, entre el Villarreal y el Barça. El gesto era simple: quedarse unos segundos quietos al inicio del encuentro. Una manera simbólica, pero clara, de decir “no” a una decisión que sienten impuesta y que rompe el espíritu de la competición.
No se ha visto en la retransmisión, pero los futbolistas han cumplido con el plante de 15 segundos al principio del partido que había convocado la AFE como protesta ante el encuentro en Miami entre Villarreal y Barça #RealOviedoEspanyol pic.twitter.com/tOQ15sfRtF
— MARCA (@marca) October 17, 2025
Entre los equipos que se sumaron estuvieron, precisamente, el Villarreal y el Barça, los protagonistas del partido en Estados Unidos. Pero el gesto apenas se vio en directo, solo por los que fueron a los estadios. LaLiga dio órdenes a las televisiones para evitar que las imágenes de la protesta salieran en directo. En lugar de mostrar a los jugadores parados sobre el césped, las cámaras enfocaron al público, a los banquillos o al estadio. En algunos partidos incluso se retrasó el inicio de la señal internacional.
Los jugadores de Barça y Girona no han jugado los primeros 10 segundos para protestar por el partido en Miami.
— Albert Ortega (@AlbertOrtegaES1) October 18, 2025
Este ha sido el plano que ha enseñado LaLiga. Sigue la censura televisiva. pic.twitter.com/GHpPrQhTSo
Tebas sepulta la transparencia de LaLiga
El resultado fue una censura evidente. Lo que debía ser un mensaje de unidad de los futbolistas se convirtió en una escena invisible para millones de espectadores. Mientras tanto, Tebas y su equipo se felicitan por “proteger la imagen de la competición”, sin entender que lo que realmente han hecho es dañarla. El fútbol español quiere venderse al mundo como moderno, abierto y global, pero estas decisiones muestran lo contrario. Ocultar una protesta pacífica es una muestra de miedo y autoritarismo. Los jugadores no insultaron ni interrumpieron el juego; simplemente expresaron su opinión. Silenciarlos solo empeora las cosas.
LaLiga no necesita censura, necesita diálogo. Escuchar a los futbolistas no resta poder, suma credibilidad. Con gestos como este, Tebas no solo tapa una protesta, tapa también la confianza en la institución que dirige. Y eso, a la larga, pesa más que cualquier partido en Miami.






