Se suele decir que el fútbol va por dinámicas. Aunque, irónicamente, es un deporte muy bueno en ignorarlas. Porque el Madrid llegó con encanto, con el envión anímico que supusieron la goleada ante el Valencia y la victoria ante el Barcelona. Mientras que el Liverpool se plantó en Anfield en horas bajas, con tan solo dos victorias en sus últimos 8 encuentros. Pero a punta de una entrega extraordinaria, muestra palpable de cómo vive el fútbol su afición, pudieron anular a las estrellas del Real Madrid para imponerse por uno a cero. Un resultado que para los ‘Reds’ significan más de tres puntos.
El encuentro empezó con la paridad que caracteriza a un choque de estas magnitudes. Con un Liverpool intenso, pero con un Madrid que insinuaba peligro. Un peligro que no llegó presentarse en la portería de Mamardashvili. En vista de que hoy no fue el día de Mbappé, ni mucho menos el de Güler o Huijsen. Tampoco fue la noche de un Vínicius, que intentó, aunque no consiguió resultados. Pero sí fue el encuentro de un Van Dijk, que se erigió como un muro en defensa, o de un Dominik Szoboszlai que ejecutó un envío con precisión quirúrgica desde el balón parado para que Alexis Mac Allister pudiese anotar el único tanto del encuentro.
Un Courtois enorme no pudo solo
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— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) November 4, 2025
El conjunto de Xabi Alonso tenía ante ellos una oportunidad única para certificar su candidatura como uno de los grandes favoritos para alzarse con la corona, pero el Real Madrid sufrió una dura derrota ante el Liverpool en Anfield, donde solo la extraordinaria actuación de Thibaut Courtois evitó una goleada histórica. El portero belga sostuvo al equipo con intervenciones decisivas, especialmente ante los disparos de Szoboszlai, Van Dijk y Ekitiké, pero finalmente no pudo evitar el tanto de Mac Allister, que certificó el dominio inglés.
El conjunto de Xabi Alonso mostró su peor versión: sin carácter, sin precisión y con las estrellas desaparecidas. Mbappé apenas apareció en los minutos finales, Bellingham no logró conectar con el ataque, Vinicius se mostró frío y Güler quedó superado por el ritmo rival. El plan táctico, basado en cuatro centrocampistas con Camavinga y Valverde, no resistió la presión del Liverpool ni su intensidad.
En la segunda mitad, el técnico intentó reaccionar con Rodrygo, pero el Madrid seguía sin profundidad ni ideas. Solo Courtois impidió un desastre mayor, reafirmando su condición de mejor portero del mundo. Anfield devoró a un Madrid irreconocible, que deberá aprender de esta lección para sobrevivir en la Champions, donde la intensidad y el orgullo son innegociables.
Szoboszlai es el nuevo líder de este Liverpool
En cuanto a jerarquía y a liderazgo no hay dudas, Mohammed Salah sigue siendo la figura más importante en el vestuario de los ‘Reds’. Pero en cuanto a despliegue de talento, rendimiento y entrega, no hay dudas que Dominik Szoboszlai se ha convertido en el jugador referencia de este Liverpool. El partido extraordinario frente al Real Madrid solo es una pequeña prueba de ello.
Los de Arne Slot salieron con muchísima intensidad desde el comienzo de la disputa. Aun así, el Madrid no tardó en incomodarlos y generarle ciertas dificultades en la generación de peligro. Pero fue justamente bajo ese contexto que el mediocampista húngaro empezó a crecer. Partió de los esfuerzos innegociables a nivel defensivo. Siendo parte esencial de la presión en campo contrario que tanto incomodó a los de Xabi Alonso, como en las ayudas en el costado derecho para anular a Vínicius.
Pero si hay punto con el que ha destacado Szoboszlai a lo largo de toda su carrera es con su golpeo. Más como una muestra definitiva de su nivel, que como un impulso. Porque, paradójicamente, cuando las cosas no le salían en Anfield sus disparos extraordinarios no aparecían por ningún lado. Sin embargo, ahora, en estado de brillantez, cada balón que parte desde la bota del húngaro es sinónimo de peligro. Precisamente, así fue como el Liverpool pudo dominar al Real Madrid.
Szoboszlai ya avisó en dos ocasiones a lo largo de los primeros 45 minutos. Al término de la primera parte desenvainó un disparo fuerte y tenso con su pierna derecha, que Thibaut Courtois terminó atajando con una estirada descomunal. Pero, así como los grandes magos cuentan con un repertorio interminable, el mediocampista húngaro cuenta con el golpeo más adecuado para todos los momentos y todos los contextos. Así como en la primera mitad apostó por la agresividad, en su asistencia para el gol de Mac Allister se decidió por todo lo contrario. Esta vez fue la rosca, la delicadeza y la precisión. Porque el fútbol tiene esa magia impredecible que convierte un golpeo en una declaración. Justo en el silencio posterior al gol, el Liverpool volvió a reconocerse en el eco de su historia y en la magia del encuentro.
(Autores: Diego Machuca y Miguel Martín)






