La previa del Porto para el Mundial de Clubes 2025

El club portugués encara el Mundial tras una temporada decepcionante, esta es su gran oportunidad para poder salvar el año.

Acostumbrado a ser un contendiente feroz en el escenario doméstico, el FC Porto aterriza en el Mundial de Clubes 2025 sin títulos en el equipaje y con una sensación de urgencia inédita.

Tercero en la Primeira Liga por segundo año consecutivo, algo que no ocurría desde mediados de los 70, eliminado prematuramente en todas las copas nacionales y fuera de Europa a las primeras de cambio por la Roma en los playoffs de la Europa League, el equipo de los Dragões vivió una campaña para el olvido.

No fue solo una cuestión de resultados. En muchos tramos, el equipo ofreció un juego errático, sin alma, alejado del espíritu competitivo que históricamente le ha definido. Es por eso que la participación en el primer Mundial de Clubes expandido de la FIFA representa mucho más que una simple cita veraniega, es la oportunidad de, si dan una buena imagen, una salvación emocional, institucional y deportiva.

El club llega a este torneo como uno de los cinco equipos europeos clasificados por ranking cuatrienal UEFA, en virtud de sus campañas pasadas en Champions y Europa League. Su debut en esta edición moderna del Mundial será también su primera aparición formal en este formato, aunque el club sí cuenta con dos títulos intercontinentales (1987 y 2004), obtenidos como campeón de Europa ante Peñarol y Once Caldas, respectivamente.

El encargado de enderezar la nave es Martín Anselmi. El técnico argentino, de buen paso por Independiente del Valle y más reciente experiencia en Cruz Azul, fue elegido para dar un nuevo aire al equipo tras la etapa de Sérgio Conceição. Llegó con el cartel de moderno, ofensivo y flexible, pero el aterrizaje en los Azuis e Brancos no ha sido sencillo, y el margen de error es mínimo.

A su favor, la plantilla cuenta con mucho talento joven, chicos de proyección internacional y la seguridad bajo palos del intocable Diogo Costa, arquero titular de la selección portuguesa. Sin embargo, la irregularidad defensiva y la falta de contundencia colectiva han pesado demasiado.

Si hay un jugador que llega al torneo con los focos puestos sobre su espalda, es Samu Aghehowa. El delantero hispano-nigeriano de 21 años, anteriormente conocido como Samu Omorodion, firmó una temporada sobresaliente: 25 goles en 39 partidos entre la liga portuguesa y la Europa League. Físico, potente, directo y con instinto, su figura emergió como el mayor rayo de esperanza en un año gris.

La historia personal también le ha dado una carga simbólica a su irrupción. En noviembre, el atacante anunció que adoptaba el apellido de su madre, Aghehowa, en homenaje a la mujer que lo trajo a España desde Nigeria y lo crió con sacrificio. “Ella merece ser reconocida por su apellido. Lo hago por ella”, declaró. En el campo, Samu lo honra con goles y carácter.

A nivel futbolístico, destaca por su capacidad para rematar de cualquier forma, con cabezazos, voleas, disparos potentes o definiciones frías. Sabe jugar de espaldas, acelerar al espacio y combinar. El Mundial de Clubes puede ser su trampolín definitivo.

Si Aghehowa encarna la potencia, Rodrigo Mora representa la magia. A sus 18 años recién cumplidos, este atacante ha deslumbrado a todos con su técnica y encare. Su baja estatura y centro de gravedad cercano al suelo lo convierten en un regateador endiablado, difícil de contener incluso para defensas experimentados.

Mora explotó definitivamente en la segunda mitad de la temporada, cuando logró consolidarse en el once con goles, asistencias y una capacidad innata para romper defensas. Acabó con 10 tantos en liga, a razón de uno cada 139 minutos. Su rendimiento le valió una convocatoria con la selección absoluta de Portugal para la Final Four de la Nations League, y una renovación con cláusula de 70 millones de euros. André Villas-Boas, presidente del club, no lo oculta: “Tenemos que disfrutarlo mientras esté aquí”.

De cara al torneo, el Porto ha movido ficha. Ha fichado al centrocampista Gabri Veiga, procedente del Al Ahli saudí, por 15 millones de euros, aunque su encaje aún es una incógnita. También ha logrado extender el préstamo de Fábio Vieira, cedido por el Arsenal, hasta el final del campeonato.

Ambos se suman a una nómina de jugadores que mezcla juventud, como Francisco Moura o André Franco, con veteranos como Iván Marcano o João Mário. El 4-4-2 probable incluye a Rodrigo Mora y Samu Aghehowa en ataque, un mediocampo técnico con Varela, Fabio Vieira y posiblemente Gabri Veiga, además de la solidez defensiva que ofrece Diogo Costa desde la portería.

Alineación probable: Diogo Costa; Marcano, Nico Pérez, Zé Pedro; Francisco Moura, Varela, Fábio Vieira, Fernandes; João Mário; Rodrigo Mora, Samu Aghehowa.

El Grupo A, con Palmeiras, Al Ahly e Inter Miami, ofrece un escenario tan exigente como ilusionante. Porto no es favorito indiscutido, pero sí un contendiente serio a quedar primero. Ganar el grupo o acceder como segundo podría significar cruzarse en octavos con PSG o Atlético de Madrid, un duelo complicado pero no imposible.

En palabras de Fábio Vieira, “vemos este torneo como una forma de cerrar la temporada de la mejor manera posible”. Esa es, en esencia, la consigna. Rescatar el orgullo y resetear el proyecto. Llegan con el hambre de un dragón que no ha comido en meses, pero con el recuerdo de quien ya ha saboreado las grandes glorias. 30 veces campeón de Portugal, dos veces campeón de Europa, con una tradición de producir y vender talento (Falcao, James, Deco, Pepe) y una hinchada que exige y empuja.

O Dragão, el estadio del club, construido para la Euro 2004, fue testigo del debut profesional de Lionel Messi en un amistoso ante el Barça. Veinte años después, Porto y Messi vuelven a cruzarse, esta vez en suelo americano. Otro guiño del destino para un equipo que quiere volver a escribir historia.

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