No hay margen para el error. Esta noche, el Estadio de Butarque acogerá uno de esos partidos que definen temporadas. El Leganés recibe al Girona en un duelo directo por la permanencia, con la soga del descenso apretando cada vez más fuerte. El equipo madrileño ha encadenado una racha preocupante, y una derrota hoy podría dejarlo al borde del abismo. El Girona, por su parte, no llega mucho mejor: encadena tres partidos sin ganar y ha visto cómo su colchón de puntos se ha esfumado. Butarque será una caldera, y los 90 minutos, una final. Porque esta noche no se juega solo un partido: Leganés y Girona se juegan una vida en Primera.
El Lega se juega mucho más que tres puntos
Con solo una victoria en los últimos ocho encuentros, el Leganés está sumido en una dinámica descendente que ha encendido todas las alarmas. El Lega se juega el crédito y quizá el descenso en un choque de máxima presión. El equipo ocupa puestos de descenso y, con 5 jornadas por delante, necesita sumar de tres en tres para aspirar a la salvación. Hoy juega en casa, ante su gente, y con la obligación de ganar. La afición pepinera ha preparado un recibimiento especial y se esperan más de 9.000 personas en las gradas. Una derrota dejaría al equipo en una situación crítica. El Leganés se juega la vida esta noche.
🤍💙 Leganés no se rinde, nunca lo ha hecho y nunca lo hará.#LeganésNoSeRinde pic.twitter.com/vVm5HQOkMS
— C.D. Leganés (@CDLeganes) April 22, 2025
El Girona quiere evitar sustos
Aunque el Girona todavía no está en descenso, su trayectoria reciente ha sembrado dudas. El equipo catalán, que empezó el curso con buen pie, ha ido perdiendo fuerza con el paso de las jornadas. Su técnico, Míchel, ha reconocido que el vestuario está “en tensión máxima”. Las lesiones, la falta de gol y la presión están pasando factura a un equipo que necesita reaccionar cuanto antes. Una victoria en Butarque sería oxígeno puro para cerrar la permanencia y mirar hacia arriba. Pero saben que no será fácil: el Leganés se juega la vida, y Butarque no perdona. El Girona debe dar un golpe de autoridad si no quiere sufrir hasta el final.