Cuenta la leyenda que “fue Europa quien inventó el fútbol, pero que fue Latinoamérica quien lo hizo global”, que los grandes y aburguesados equipos hincan la rodilla ante los acostumbrados a bajarse al barro, a pelear hasta el final, a los habituados a jugar en campos repletos de imperfecciones, porque “el fútbol no es un deporte de nombres, sino de hombres”.
El Mundial de Clubes de la FIFA ha llegado en el momento perfecto para callar las voces críticas del fútbol lejos del viejo continente. Hacía mucho que el mejor equipo de la CONMEBOL no derrotaba al campeón de la máxima competición europea, hasta este mes de junio, cuando el Fogao venció por la mínima al PSG de Luis Enrique para poner patas arriba el grupo de la muerte y meter en algo más que un problema al Atlético de Madrid, que ya sabe que deberá golear a los brasileños si quiere llegar a la ronda del KO.
Simeone y Europa toman nota
Latinoamérica está demostrando que es capaz de competir contra quien sea y donde sea, tanto que ninguno de sus equipos ha perdido en los primeros encuentros que ha disputado contra rivales europeos: desde los empates entre Palmeiras y Porto, Boca y Benfica y Fluminense y Dortmund, hasta las victorias de Flamengo frente al Chelsea o al ya nombrado triunfo de los de Renato Pavía al club de los petrodólares. Hasta el momento solo el Bayern de Múnich ha sido capaz de vencer y de demostrar la teórica superioridad sobre el césped al derrotar al conjunto xeneize en Miami, certificado su clasificación para octavos de final.
🔚 Se termina la racha de invictos de los equipos Conmebol en el Mundial de Clubes
— NEKO Deportes (@NEKODeportes) June 21, 2025
😱 Boca Juniors rompe con este hito, en la jornada dos, tras la derrota contra el Bayern. pic.twitter.com/7c7qYYhzjJ
Los brasileños tienen pie y medio en la siguiente ronda tras ganar a los parisinos en el Rose Bowl de Pasadena, California, y a través del otro fútbol, ese que ha mamado y bien conoce Diego Pablo Simeone, tratarán de neutralizar a los madrileños para certificar su hueco entre los 16 mejores, siguiendo su propio ejemplo y el de sus compañeros de confederación frente a los todopoderosos clubes europeos.